“Las cosas más evidentes, ésas no las vemos”. Así concluye ‘Vampir’ o, mejor, así termina en el más literal de los sentidos (es la última frase impresa) la edición española de uno de los cómics más brillantes, divertidos, zalameros (esto también) y, todo sea dicho, antipedagógicos que han visto los tiempos recientes. La editorial Fulgencio Pimentel ha tenido a bien publicar por primera vez en estas tierras, y en una edición cuidada hasta el último colmillo, las aventuras de Fernand (cuatro de ellas, de las cuales dos son rigurosamente inéditas).

¿Y quién es este hombre? Si se quiere ser académico, hablamos de una de las piezas claves de esa ‘nouvelle vague’ de la historieta francesa que allá por los 90, y secundado por nombres como Marjane Satrapi, revolucionó las estanterías de la Fnac (por ejemplo). Si no se pretende tanto… mejor que lo defina su autor Joann Sfar (Niza, 1971). Aunque sea por teléfono: “Es un vampiro que nació en un periódico de inspiración católica, por así decirlo, hace ya mucho. Desde el principio, yo quería que el hombre hablara de cosas como el amor, el sexo… Cosas así. Y, claro, tenía que hacerlo de forma sutil, sin que se notara. Me gusta el trabajo de engañar a la censura“. En efecto, las cosas más evidentes, ésas nos las vemos. Hemos llegado.

El resultado es un anárquico y necesariamente errático paseo por un universo extraño y a la vez íntimo (por demasiado humano) poblado por mandrágoras caprichosas e irresistibles, detectives kafkianos amantes del piano, hombres árboles, vampiras voluptuosas enamoradas de Prévert, ‘ligóntropos’…

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05/01/2014
El Mundo