Papiroflexia genital, tripis con la cara de Larry David, bromas sobre consentimiento sexual, Simon Hanselmann (Tasmania, 1982), es una leyenda del tebeo ‘underground’ por su falta de melindres como muestra ‘Café Romántica’ (ed. Fulgencio Pimentel), la esperada antología con las mejores historias de su popular serie ‘Megg, Mogg y Búho’. Hablamos de una ‘sitcom’ en viñetas cuyos ‘protas’ son drogadictos, ni-nis, depresivos y apáticos marginados. Algo así como ‘Friends’ pero en un vertedero y dirigido por un genio del chiste cafre.

-‘Café Romántica’ era un lugar real en Melbourne… ¿Qué recuerda de aquel sitio?

-Dios, hace tanto… Había siempre alcohol de por medio, lo veo todo borroso. El Café Romántica era un lugar de encuentro de taxistas en la madrugada. Recuerdo los gigantescos New Rocks que calzaban los hijos góticos de los propietarios, que probablemente aún no habían salido del armario, creo que vivían todos encima del local… Había muchas peleas, pero ninguna «interesante», solo eran unos pobres borrachos. Tengo muchos buenos recuerdos bebiendo, fumando y jugando al billar. Su pizza era una pizza de mierda, pero era una buena pizza de mierda, ¿sabes? También hacían su propia cerveza y era más que aceptable…

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26/04/2025
ABC