¿Qué harías si mañana te levantases como uno más entre los no muertos? Yo, y aunque pueda parecer poco glamuroso, lo tengo muy claro ya. Dejaría atrás sin pensármelo ni un segundo las batallas épicas, el bañarme con la sangre de mis víctimas y enemigos en una tina victoriana de patas doradas o enfundarme en unos pantalones de cuero demasiado ceñidos mientras paseo después del toque de queda en mi ciudad, nadie me va a alejar de la comodidad de un pantalón de pijama calentito. A lo que yo me dedicaría es a una cosa que me pone muy triste y que no puedo cambiar; como humana, por suerte o por desgracia, cuento con una cantidad de tiempo finita por lo que respecta a mi propia existencia lo que implica que invierto gran parte de este durmiendo (que ya os advierto que no es tanto como el que me gustaría), al trabajo y a otras menudeces como pueden ser alimentarme de mucho hummus o esperar a que el metro pase a su hora. Por esta sencilla razón, no voy a poder leer todo lo que me gustaría en esta vida así que aprovecharía el tiempo extra de la inmortalidad para poder cumplir una de mis fantasias; leerme todo lo habido y por haber, hacer pasto de mi lista de leídos todos los ejemplares que pueblan las baldas de la biblioteca que más cerca me pilla de casa. Esto lo digo ya con casi treinta años y sintiéndome cada día más viejoven…

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31/01/2021
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